Ciéncia y religión.
Hubo una época en la que los teóricos tendían a tratar todos los asuntos terrestres no humanos como simplemente cuestiones científicas mientras ignoraban a la religión.
Ni la ciencia de la religión logran mantenerse en resguardo lo que ocasionaba que los problemas tendían a retornar bajo diferentes formas.
Después a partir de que la ciencia se expandió comenzaron a surgir relaciones entre algunos conceptos científicos y de religión. Durante más de u siglo se ha tratado la la ciéncia y la religión como competidores, mucha gente considera que la ciencia y la religión son muy diferentes.
A lo largo de la última mitad del siglo XX la idea de la ciencia ha ido cambiando, antes se les conocía a los científicos como profetas idiotas, ya no.
Ahora se supone que la ciencia sólo trata de hechos y es un patrón de información que "reemplaza" la fantasía de la religión.
En el siglo XVII en la etapa moderna de la ciencia había una imagen de un enorme mecanismo de relojería diseñado por un dios mucho más inteligente que platón que permitió cierta acomodación entre los aspectos científicos y los religiosos.
La interpretación positivista estrecha a uno de los muchos cuadros imaginativos, en nuestros días la ciencia es enormemente importante en la práctica como símbolo. Los científicos y los no científicos deben tener una idea clara de hasta donde llega, que importa y de lo que puede y no hacer.
Hoy en día la gente que quiere que la ciencia desaparezca la religión y no se dan cuenta que lo que quieren implica una competencia directa entre ambos.
Durante mucho tiempo se ha pensado erróneamente que sólo se puede sacar de un ordenador lo que se mete dentro.
Ahora se ha demostrado que de los ordenadores puede surgir algo nuevo que es llamado conocimiento, esto se puede adentrar diciendo que los ordenadores actuarán como nuestros sirvientes.
Los ordenadores no son realmente la fuente de la nueva inspiración, sin embargo se ha demostrado que son herramientas completamente útiles para los que los saben utilizar.
La interpretación positivista estrecha es sólo uno de los muchos cuadros imaginativos que pintan al científico como los colores que ellos consideran favorecedores como un ser puramente intelectual, cognitivo con la suficiente austeridad autodisciplinada para tratar sólo con información, sin necesidad de alguna imaginación ni de sentimiento.
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